Los quemeros y el Estado.
Introducción.
¿Por qué defiende, el estado, la basura? ¿Por qué no deja a los pobres, que se lleven lo que les sirve, de lo que otros desechan? ¿Por qué se monta un dispositivo de seguridad y disuasión en torno a montañas de desechos?
En este trabajo pretendemos acercarnos a la problemática de la lucha que libran los pobres, y el estado, en torno a la recuperación de basura, tal como se presenta en el Relleno Norte del CEAMSE, ubicado en el Noroeste del Gran Buenos Aires. La hipótesis que mueve este relato es que el estado[1] interviene en este conflicto, en defensa de los intereses de los sectores sociales dominantes de la estructura socioeconómica argentina actual.
La información sobre la que trabajamos procede de diferentes fuentes: Noticias recogidas de los diarios digitales accesibles por internet, entrevistas, Noticias televisivas, experiencias de la propia vida cotidiana, y datos recabados como consecuencia de la propia acción participante. Estos últimos bastante difíciles de formalizar. Este sustrato fue cruzado con elementos provenientes de las ciencias jurídicas y de las ciencias sociales. La labor desarrollada dio lugar a las conclusiones que se plantean al final, y abre las perspectiva de un conjunto de nuevos nudos problemáticos, que son planteados como parte integrante de este documento, en forma de interrogaciones a profundizar.
Los Quemeros.
Desde el nacimiento mismo de basurales a cielo abierto, aparecieron personas que se ocupaban de revolver los residuos en busca de objetos de valor. Recibieron el nombre quemeros. Y aunque el método de tratamiento por incineración haya quedado fuera de uso –hoy no está permitido quemar residuos- a los que buscan en la basura se los sigue llamando “quemeros”. Se diferencian de los “Cartoneros”, que se caracterizan por recorrer los centros urbanos, munidos de “carros”, en los que juntan cartones y otros objetos recuperables.
En tanto conjunto social, los quemeros que ingresan al relleno que investigamos son heterogéneos y desconectados entre si. En los últimos tiempos lograron un conocimiento mutuo de tanto verse en el mismo lugar. Pero tienen débiles lazos de solidaridad entre ellos. No cuentan con una organización social que los abarque, y dentro del lugar de trabajo tienen una actitud de competencia más que de colaboración. Según Ramón[2]: “No hay ninguna organización porque son distintos barrios, distintas gente. Hay mucho individualismo”. Su ambición de fondo es “que nos den un playón y cuando llegan los camiones poder sacar el papel, el cartón, el plástico y el metal que son materiales reciclables. No queremos pisar basura.”[3]
Se trata, en general, de personas que no han pasado por la experiencia de un trabajo asalariado regular, con requerimientos de cumplimiento de horarios, organización colectiva, acatamiento de directivas, división de tareas, etc. Menos aún han pasado por experiencias de sindicalización. Si bien no se ha desarrollado un estudio sistemático de su composición, aparecen en principio como marginales que se ubican en el estrato más bajo de los sectores populares, por debajo aún de la “clase obrera” tradicional. Comparten entre sí lo marginal de su situación: la insatisfacción de necesidades básicas, la ocupación ilegal de la tierra donde edificaron sus viviendas, la violencia del entorno, la escasa disponibilidad de medios económicos dinerarios. Esto último, pensado no solo en el sentido evidente de que son pobres, sino en cuanto a que sus estrategias de subsistencia están prácticamente desvinculadas del mercado capitalista.
Desechos valiosos.
¿Qué recogen los quemeros? No responden a un criterio único. Recogen lo que les puede servir, o que puedan vender. Algunos buscan comida para alimentarse ellos y sus familias. Puede ser comida envasada o no. De apariencia limpia o no. Otros buscan “mercadería” para su consumo, o incluso para hacer circular, sea por solidaridad, por canje o por venta. Otros buscan metales, plásticos o cartones. En general, aún los quemeros especializados en determinados desechos, si encuentran algún objeto de valor, aunque no lo estén buscando, lo recogen de todos modos. En algunos casos se encuentran aparatos electrodomésticos en buen estado de funcionamiento, teléfonos celulares, indumentaria, etc. Según Nora”… Cada cual tiene un objetivo. Sabe lo que se vende y se paga más.”. A modo de ejemplo, dice Rosa: “… yo traigo telas. Si hay buena mercadería, traigo…”El resultado de la búsqueda siempre es azaroso. El quemero no sabe si va a encontrar algo o no. Y no sabe qué va a encontrar.
El relleno.
La zona que nos ocupa, se llama actualmente “Relleno Norte III”, un centro de disposición final (así se llama a las zonas de relleno en operaciones) del CEAMSE en el norte del Gran Buenos Aires. Allí llevan adelante su tarea los quemeros que investigamos.
En ese lugar se da “disposición final” a los RSU[4] (residuos sólidos urbanos) provenientes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense. El relleno es operado por el/la CEAMSE (Coordinadora Ecolóciga Area Metropolitana Sociedad del Estado), una empresa del estado que pertenece por igual a la Ciudad Autónoma y a la Provincia de Buenos Aires.
El lugar elegido para este relleno, data de la década de los 70. Originalmente era una zona de bañados, completamente despoblada. Un área inundable y alejada de los centros urbanos. Pero con el correr del tiempo, el encarecimiento de la tierra urbana y el deterioro de las condiciones materiales de vida de los sectores populares, el relleno se rodeó de gran cantidad de barrios populares, bajo la forma de asentamientos y villas.
En el corredor asignado, el CEAMSE construyó y actualmente administra el “Camino del Buen Ayre”, una importante autopista, que une los Norte y Oeste del Gran Buenos Aires.
Basura y propiedad.
El residuo es tal, solo en relación a la propiedad. El dueño usa y disfruta su objeto, lo aprovecha, lo transforma, o le agrega valor, etc. Una consecuencia secundaria del proceso de agregación de valor (producción) es la generación de un rechazo, un residuo, una porción del objeto de trabajo que está caracterizado por su valor de cambio negativo. Es más barato desecharlo que reaprovecharlo. Entonces se transforma en basura.
El residuo siempre se genera en la producción, sea en forma directa, o indirecta. Cuando el residuo pueda aparece visible en la instancia del consumo, por ejemplo al descartar un envase plástico de una bebida, no se está generando un residuo. Dado que por el diseño del envase y comercialización del producto, este no puede ser consumido sino generando residuo.
La existencia de un sistema público de recolección y tratamiento de basura es un servicio complementario que el estado presta a los propietarios privados de bienes en general. Independientemente de su carácter oneroso o gratuito, o de lo rentable o deficitario de esta actividad, es claro que por el necesario ejercicio de vigilancia armada y recurso último al poder de coerción, solo puede ser prestada por el estado.
Cuando un bien, mueble o inmueble, es abandonado, el derecho de propiedad se extingue[5], el propietario se desliga de toda responsabilidad al respecto, y puede ser reapropiado por cualquiera. Pero este régimen general no se aplica a la basura[6].
Cuando el residuo es entregado al recolector, en cambio, el generador de residuos mantiene responsabilidad civil por los daños que este residuo pueda generar[7]. Y tiene derecho a que el mismo no sea reintroducido en el mercado. Una vez puesto en manos del sistema de recolección, tratamiento y disposición de residuos, el destino de la basura es su “disposición final”[8].
Diferencia social y valor de la basura.
El diseño de este sistema de circulación de bienes y residuos, da por supuesta una homogeneidad social que no se condice con la realidad de las sociedades capitalistas.
La basura generada por una empresa industrial, que en términos sociales se ubica dentro de los sectores dominantes, tiene un disvalor de uso y de cambio[9], que la hace desechable. Pero ese disvalor es relativo al propietario. Ese objeto no tiene valor para el empresario. Pero el mismo material, puesto en propiedad de miembros de clases subalternas o de un circuito social de reciclaje, sí puede ser valorizado.
Por ejemplo: una terminal automotriz recibe autopartes importadas en empaques de madera. Esta madera no puede ser usada en la fabricación de automóviles, y no es rentable su reventa. De modo que pasa a ser residuo.
Pero la misma madera, en manos de una familia sin techo, tiene un inmenso valor, dado que puede ser aprovechada para construir su vivienda.
Esta es la razón del trabajo de los quemeros. Ellos encuentran valor positivo en lo que las clases altas encuentran valor negativo.
La etapa policial.
Los quemeros entrevistados residen en el Asentamiento 8 de Mayo, ubicado en Barrio Libertador, Partido de General San Martín, Provincia de Buenos Aires. El Barrio está situado a la vera de camino del Buen Ayre, a pocos metros de una de las entradas al Relleno Norte III del CEAMSE.
La acción territorial de asentamiento en esas tierras data del 8 de Mayo de 1998, de modo que sus vecinos no registran cómo era el trabajo quemero antes de esa fecha. Aunque nadie duda que los quemeros existieron desde siempre.
La mayoría de los habitantes del asentamiento original se desempeñaban como quemeros, cirujas o cartoneros.
En los comienzos, cuenta Nora: “Nosotros íbamos de madrugada. Salíamos a las 2 de la mañana, andábamos con las linternas, buscando. Veíamos al policía y nos sepultábamos junto con la basura. Si nos enganchaban ahí adentro nos molían a palos
Entraban de noche al relleno. A escondidas. Buscaban en la basura, recogían objetos de valor, y los traían en bolsas.
En los primeros tiempos, la custodia del relleno estaba a cargo de empresas de seguridad privadas, pero en la medida en que la cantidad de quemeros que ingresaban se fue incrementando, hacia el año 2001, el control del mismo quedó en manos de la policía bonaerense.
” A los tiros nos sacaban”, resume Rosa. La acción policial típica consistía en “cazar” quemeros, golpearlos, quitarles los objetos de valor que hallaran, y luego llevarlos, como castigo, a sitios alejados. Relata Nora: “La policía no nos llevaba a la comisaría cuando nos agarraban. Los agarraban y los abandonaban por San Miguel, por Moreno. Si tenés plata en los bolsillos volvés, en colectivo. De lo contrario caminas. No nos llevaban a una comisaría.” Como ratifica Rosa:” A mi me sacaron la bolsa, piso todo y no nos dio nada. Me dieron un par de palazos. Esto es cuando entrábamos de noche”.
Al cobrar masividad el asedio quemero al relleno, pasó a abarcar otras modalidades. Se agregó la actividad de recolección diurna, contando para ello con la “permeabilidad” de la vigilancia en algunas zonas.
Ramón ratifica: “Simplemente los reprimían, golpeaban y los dejaban. Le sacaban lo poco que podían juntar y tipo castigo los llevaban y los dejaban lejos. De Villa Hidalgo a San Miguel para que hagan todo ese trayecto, en forma de castigo. Aparte que golpeaban. Uno como particular no puede hacer una denuncia porque era privado”
En los “tiempos calientes” del año 2001 se adoptó la modalidad de recuperación directa desde el camión, antes de que este ingrese al relleno, generando de hecho, un espontáneo corte de ruta sobre el camino del Buen Ayre: ”Antes pasaban los camiones y la gente se tiraba arriba. No pasaban… Camión que iba a la quema, camión que atacábamos. Era la única manera era sacar limpio. No permitían entrar allá y si permitían no permitían sacar limpio. Se sacaba a los tiros.”(Lorena)
Desde que recrudeció la situación económica, los quemeros asediaron de distintas maneras su material de trabajo:
a) Por ingreso ilegal al relleno, a diferentas horas, desde distintos lugares. Podía tratarse de ingreso libre, o burlando la vigilancia, o sobornándola, o participándola de las ganancias.
b) Por asedio sistemático a los camiones que ingresaran al relleno. Cuando llegaban camiones “de los buenos”, los atacaban.
c) Por Corte de ruta. La entrada el relleno, sobre el Buen Ayre, a metros de la vivienda de los quemeros, hace que éste sea un recurso de lucha constantemente a mano, y los sitúa, de alguna manera, dentro del marco amplio del movimiento piquetero[10].
d) Por “resistencia” dentro del terreno del relleno, sea escapando de la policía, sea escondiéndose bajo la basura, sea aprovechando el horario nocturno de ingreso, etc. En una oportunidad, al menos, se registró una virtual “toma” (con incendio incluido) de parte del predio.[11]
La violencia que es noticia.
El domingo 14 de Marzo del 2004 Diego Duarte fue con su hermano a “metalear” al relleno. Ingresaron, como siempre, clandestinamente. Al ser descubiertos por la policía, él y su hermano debieron esconderse debajo de la basura. Minutos después, cuando su hermano se levanta para escapar, en el lugar en que estaba su hermano encuentra una montaña de toneladas de basura. Diego Duarte, desde entonces, permanece desaparecido, pese a que ha sido largamente buscado dentro del basural. Entre el dolor y la gravedad del hecho, su hermana ya no calla: “Si no está acá, yo estoy segura que lo sacaron los propios policías y tiraron el cuerpo en cualquier lado… son los mismos que se ensañan con las más de cien personas que entran cada noche a buscar comida o metales. Los corren, les disparan a los pies y regalan golpizas a lo hombres y manoseos a las mujeres. Casi nunca reciben denuncias porque muchos tienen miedo, otros creen que perdieron los derechos por haber entrado sin permiso…”[12]
El 25 de Agosto de 2004, otra víctima cobró notoriedad pública: Omar Viaggi, de 16 años, que logró sobrevivir. “Los vecinos de los alrededores del basural entraron como lo hacen todas las tardes desde hace años a riesgo de caer bajo los disparos que cada tanto, lanzan los empleados de seguridad de la empresa del estado. El miércoles sucedió algo parecido. Los custodios convocaron a la policía de San Martín para detener el avance de la gente. Un suboficial disparó con una 9 milímetros …”[13] “En este sentido, Lorena Pastoriza, secretaria adjunta de la CTA San Martín- Tres de Febrero señaló que ´los disparos fueron ejecutados a los pies de los chicos. Poniendo en práctica una peligrosa modalidad intimidatorio.”[14]
Estos dos hechos, de nítido impacto en los medios de comunicación, dejan a la vista de la opinión pública, la política represiva estatal, y fuerzan al gobierno, a emprender una táctica de control diferente.
La etapa de consenso.
Las autoridades que tienen competencia sobre el predio son: el propio CEAMSE y la Policía Bonaerense[15], dependiente de la Seccional Billinghurst. En la medida que la respuesta represiva resultó insuficiente para contener el conflicto con los quemeros, las autoridades políticas del CEAMSE, fueron intentando la combinación de diversas tácticas. Estas medidas, si bien nunca han cristalizado en un “pacto”, han alcanzado un punto de equilibrio, una especie de modus vivendi. Página 12 lo caracteriza como “acuerdo tácito del que no participa oficialmente la gerencia de la empresa…” [16]
Desde entonces la situación es la siguiente: los quemeros pueden entrar al relleno a sacar objetos de valor los días lunes a sábado de 17,30 a 18,30 horas. La policía se limita a vigilar la entrada, permanencia y salida de los quemeros, pero no reprime más, ni los golpea, ni les roba lo que encontraron. Los quemeros respetan, en general, este horario, aunque hay excepciones. No cortan el camino del Buen Ayre desde fines de 2004. Ni tampoco asedian sistemáticamente a los camiones –aunque siguen produciéndose asaltos desorganizados a camiones-[17].
El principal conflicto que en este momento se les plantea a los quemeros, es que cuando entran, las máquinas del CEAMSE ya taparon la basura, de modo que tienen que escarbar la mezcla de tierra y residuos para encontrar algo. Y cuando lo encuentran, suele estar dañado. Según Rosa “Ellos te dejan pasar cuando esta tapado. Los camiones que van llegando, van pasando a la maquina. Si vos querés tener que ir directamente hasta el VAGIO, pero tenés que cavar. Está todo sucio”.
Simultáneamente, el CEAMSE está impulsando el “Polo Ecológico”. Así se llama a una serie de proyectos de instalación de “Plantas de separación de residuos”, en su mayoría plantas “sociales”[18].
Otro recurso que ha beneficiado esta estrategia es el agotamiento de las zonas de relleno más cercanas a los barrios, lo que obliga a abrir nuevos “frentes de relleno” más alejados, que dificulta la llegada. Como dice Rosa: “10 o 15 minutos caminamos hasta la quema”
Se agrega el hecho de que en los barrios circundantes al relleno, se nota cierta mejoría económica, consistente en que algunos de sus pobladores van consiguiendo ocupaciones informales y transitorias en la construcción, el trabajo doméstico y changas.
Si bien ninguna de estas medidas por sí mismas soluciona el problema, el CEAMSE ha logrado con éxito, durante el último año y medio “descomprimir el conflicto social”[19] que encarnan los quemeros. Esto se ha logrado desde una posición de fuerza, favorable al estado, que solo puede ser mantenida gracias a que “según explicó el presidente del CEAMSE, Carlos Hurst, ´se ha triplicado el gasto en seguridad’ y se ha asignado 70 policías –con carros de asalto y patrulleros- para garantizar la seguridad en el relleno…”[20] De otro modo los quemeros se abalanzarían sin límites sobre la basura disponible.
La violencia latente.
La Estrategia de “descomprimir el conflicto social” implementada por el CEAMSE, contiene las siguientes tácticas:
Permitir de entrada al relleno durante una hora por día.
Tapar la basura antes de que entren los quemeros.
Separar a los quemeros del resto de los trabajadores del relleno (camioneros y personal del CEAMSE)
Alejar los “frentes de relleno” de la zona poblada.
Implementación de Plantas sociales de separación de residuos.
Presencia armada preventiva
Trato amigable con las poblaciones vecinas.
Nos explica Ramón: “Después tenés otra cuestión que es que la descarga la hacen antes que entremos. Entonces ahí las maquinas lo tapan. Como ahora esta el tema de plantas de reciclado, que son 4 plantas sociales mas 3 o 4 privadas, entonces a base de generar trabajo formal, buscan que la gente vaya saliendo de la quema. Que no vaya más.”
Esta estrategia descompresiva, “sin sangre”, se basa, no obstante en un entramado de violencia potencial, que en caso de no existir generaría un automático desborde de los quemeros sobre su objeto de trabajo, la basura. Los quemeros son conscientes de ello: “¿Y ustedes como consiguieron que los dejen entrar? Rosa: A fuerza de cortes de ruta. Muchas veces nos íbamos abajo del puente a esperar a los camiones, bajábamos todo ahí. Cuando nos tapaban las cosas, amenazamos con que íbamos a cortar la ruta por una semana. Entonces dejaron la mercadería limpia, pero ahora empieza de vuelta. “
Ramón sintetiza esa estrategia:” Cuando cambio la seguridad ahí empezaron todos los conflictos. No nos dejan entrar, nos sacaban la mercadería. Los mismos policías nos ensuciaban. Ahora no pasa porque todo eso hubo un proceso, por las golpizas que recibían los compañeros, los abusos, tanto los menores, a las chicas pidiendo sexo para poder entrar, empezamos con los cortes de ruta y todo eso, hoy te dejan entrar. Y si te dejan entrar y no es por nada, la ley que los compañeros tienen que entrar al relleno esta totalmente prohibida. No pueden entrar. Pero a base de todos los conflictos que hubieron anteriormente ahora te dejan entrar. Todo eso a fines del 2004. Ahí apareció el tema de lo reciclado. Esto sirve para ellos para comprimir la violencia, el corte de rutas. Ellos pierden un montón de plata con eso. A partir del 2001 que fue el tema de los saqueos, ahí empezó el tema. Iba muchísima gente, tenias alrededor de mil, mil y pico de personas”
Desecho, propiedad y dominación. La recuperación del valor.
Pero el origen del asedio quemero al valor de la basura, está en la diferenciación clasista de asignación de valor a los residuos. Si la causa es la pobreza, la determinante es la propiedad, confrontada con la necesidad.
El desecho, carente de valor para la clase propietaria, es valioso para los estratos más pobres de los sectores populares. El sistema público de recolección y disposición de desechos, en el contexto de una sociedad capitalista, se convierte en un reproductor de desigualdad, en un obstáculo a la recuperación de valor del residuo. Al punto de tener que cuidar de la basura como si fuera un preciado tesoro que es necesario defender con la policía, la gendarmería, los carros de asalto y los móviles. O más discretamente, por la estrategia de “descompresión” forzada, actualmente en curso.
La actividad recuperadora, por su carácter ecológico, nos beneficia a todos. Si el Estado actuara en defensa del interés general, debería favorecerla. Pero al contrario, por su “complicidad estructural”[21] con las relaciones sociales capitalistas que le dan sentido, el estado oficia de guardián armado, de modo de garantizar que esta práctica no se generalice.
La función recuperadora como reguladora de valor.
La tarea de los quemeros, puede caracterizarse como la de un “recuperador”: algo que era un desecho, el quemero con su trabajo lo reutiliza como recurso, cubriendo una necesidad y reduciendo la escasez .
La reintroducción de materiales recuperados, se efectúa desde los márgenes en los que desenvuelve su vida el quemero. A partir de ahí, el objeto recuperado puede reintroducirse en el mercado. Y el objeto que vuelve al mercado lo hace como valor de cambio. El problema es que en el proceso de recuperación, el objeto recuperado y revalorizado, ha cambiado de propietario. Beneficia al recuperador y no al empresario fabricante original. El complejo estatal CEAMSE/ Policía funciona como un obstáculo a esa redistribución de valor.
Por ejemplo: Una empresa multinacional de productos de higiene desecha una partida de shampoo por un determinado problema. Digamos: Defectos de envasado. Lo entrega al sistema público de recolección y tratamiento de residuos para su “disposición final”. Es decir, para que no vuelva al mercado. Pero los quemeros encuentran ese cargamento de mercadería descartada y la recupera. Como un cargamento excede sus necesidades individuales, los canjean o los venden en el mercado secundario.
La porción de mercado cubierta por la mercadería “defectuosa” recuperada ¿reduce la ganancia potencial de la empresa multinacional que lo fabricó? ¿Cubre el mismo “target” de consumidor? ¿Quién gana con la recuperación de mercadería?
Dejar Comer, o dejar morir.
El CEAMSE y la Policía Bonaerense, en el caso que nos ocupan, actúan como órganos ejecutores de los estados locales: el Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, o más genéricamente, “el Estado”.
¿Cuál es la función aparente que legitima la intervención estatal? La defensa del interés público, de la Sociedad en su conjunto. Respecto de la basura, esta defensa del interés general se concreta en un servicio público de recolección y disposición de residuos. Este “parece” ser un servicio publico, que el Estado por sí, o a través de concesionarios, nos presta a todos.
Pero la acción represita/disuasiva que el CEAMSE y la policía llevan a cabo en el relleno, con sus 70 efectivos, carros de asalto y móviles demuestra que hay otros intereses que el actor estatal protege.
El Estado, en el relleno, dispone del recurso (comida, materiales reutilizables, etc.) que un estrato de la población pobre necesita ¿Por qué opta por enterrarlo en vez de repartirlo? Al decidir mezclar comida en el relleno, en vez de paliar el hambre de los pobres ¿qué interés defiende el Estado?
Caracterización de la intervención estatal.
El sistema público recolección, tratamiento y disposición de basura, funciona como un complemento a la propiedad en general, y a la propiedad de los medios de producción en particular. Las reglas de funcionamiento y valorización mercantil del capital son celosamente resguardadas por este sistema. Al custodiar la basura, el estado garantiza la reproducción de la dominación clasista. En tal sentido, se corrobora el carácter del estado como un agente de la dominación social.
Esta intervención clasista del estado, a través de sus dos órganos comprometidos en el terreno, el CEAMSE y la Policía, ha ido variando su modo de aplicación.
La aplicación en Argentina, de medidas de ajuste estructural, características del neoliberalismo de la década del 90, generan un deterioro en las condiciones de vida de los sectores populares. A partir de allí, el valor de la basura se configura en problema. Desde entonces distinguimos dos etapas diferenciadas en el modo de intervención estatal. Una etapa represiva y una etapa de consenso. Estos dos modos de ejercicio del poder estatal, son asimilables a la conceptualización gramsciana de ejercicio del poder hegemónico[22]. En la primera etapa, al verse superados los recursos ideológicos y jurídicos de dominación, el estado debe intervenir a través de la pura coerción. Cuando este modo de intervención es divulgado en la esfera pública, este modo de intervención hace crisis. Entonces se van tanteando diversas alternativas, que terminan configurando un modo diferente de ejercicio del poder público, que en forma genérica denominamos de negociación o de consenso. Este consenso tiene como “última ratio” el uso de la violencia. Pero latente, potencial. La actuación cotidiana, en el trato con los quemeros, pasa entonces por las medidas más arriba detalladas: entrada una hora por día, bajo vigilancia, previo enterramiento de los objetos de valor, trato amigable a los pobladores vecinos, integración productiva a través de plantas de separación, etc.
Profundizando un poco más en cómo se va logrando, desde el estado, este consenso, podemos ver una vinculación diferenciada entre el actor público CEAMSE con los quemeros “en masa”por un lado, y con los barrios, las organizaciones y sus líderes por el otro.
A la masa desorganizada, del millar de quemeros que ingresan diariamente al relleno se los somete por lo que Goran Therborn denomina resignación[23], “una forma de obediencia que deriva de las concepciones de la imposibilidad práctica de una alternativa mejor, más que de la fuerza represiva de los poderes existentes.” Como dice Nora “ con que los dejen entrar, la gente se conforma…”
Para los barrios, sus organizaciones y sus dirigentes, en cambio, la concesión debe ser mayor. Porque son actores movilizados, consientes de su poder de lucha. A ellos entonces se les hace una propuesta de integración: las plantas separadoras, el puesto de trabajo, la producción. El proyecto de las plantas de separación de residuos, laboradas por vecinos que dejen el cirujeo, está orientada en este sentido. El estado logra así someter sin violencia a estos grupos. Con el solo proyecto de su “adaptación” al sistema. “Los rasgos opresivos y explotadores del presente se mantienen en la sombra, mientras que toda la luz se proyecta sobre las oportunidades”[24]. En este sentido, “esperan que el trabajo en la planta traiga, entonces, no solo un aumento de los ingresos sino una mayor utilidad social en general, un espacio en la sociedad.”[25]
Finalmente, al tomar estado público la “guerra de la basura”, el estado tiene que jugar un papel también en el proceso de la opinión pública. Además del estado y los marginales, aparece un tercero, uno otro, que es el público. Aquí el conflicto entra el la escena política mayor con un “sentido de representación”. El proyecto del “polo ecológico”, a través de las ambicionadas plantas de separación y reciclaje, es presentado ante toda la sociedad como un cumplimiento, por parte del CEAMSE, de su función de promoción ecológica. No importa que los quemeros se cuenten de a cientos, en tanto que los puestos de trabajo potenciales se cuenten de a decenas. Ante la opinión pública el CEAMSE y el Gobernador de la Provincia aparecen como transformando piqueteros en trabajadores integrados. Se legitiman “los dominadores porque se considera que dominan a favor de los dominados, y porque se considera que esta situación es buena.[26]”
Conclusión
Tal como enuncié al comienzo, a través del CEAMSE y la Policía, el Estado, en el relleno sanitario, defiende los intereses estructurales de la sociedad capitalista. O dicho más simplemente, el estado defiende los intereses de la clase dominante.
La apropiación estatal de disvalor (basura) se corresponde con la apropiación privada de valor en el proceso de producción, encaminados ambas a engrosar la ganancia capitalista.
El estado ha pasado de una primera modalidad represiva de intervención, a una segunda etapa, de dominación por consenso.
Vicisitudes de la basura.
Respondidas las preguntas iniciales, el desarrollo del trabajo nos ha generado nuevas inquietudes, que vamos a plantear sucintamente.
El tema de los derechos sobre el residuo. ¿Por qué no puede el estado disponer de ese recurso libremente? ¿Tiene sustento jurídico la negativa estatal a permitir recuperar libremente basura, basada en el argumento de que “no podemos porque la ley no nos lo permite”? ¿Hasta qué punto el problema de la responsabilidad no es un argumento de superficie que encubre la verdadera resistencia a entregar basura, que es la redistribución de valor de los ricos hacia los pobres?
Si la basura es –por negación- propiedad ¿por qué no cargar sobre los propietarios de los medios de producción la obligación de revalorizar el residuo que producen? Y yendo más lejos, dado que de propiedad privada del capital se trata ¿es compatible el capitalismo con el modelo sustentable de tratamiento de basura, llamado “basura cero”? O más en general ¿Cómo se articula la lucha ecológica reivindicativa, con la lucha general contra todo el sistema de dominación y explotación?
El emprendimiento productivo de las Plantas Sociales de Separación de residuos ¿es un proyecto autogestionario? El hecho de que requiera la forma de cooperativa de producción bajo la guarda o tutela del CEAMSE ¿Lo convierte en una alternativa reformista pequeño burguesa[27], o en una apropiación social de los medios del hacer[28], de modo que podamos cambiar el mundo sin tomar el poder?
Este pequeño segmento de los grupos marginales, que en este trabajo llamamos “quemeros”, que componen el estrato más bajo de los sectores populares urbanos ¿en qué medida son asimilables, en la dinámica de la lucha social, a la “clase obrera” tradicional? Si están fuera del mercado, no poseen cultura obrera, carecen de organización sindical y están sumidos en un mundo de necesidades insatisfechas ¿cuál es el potencial alternativo de su lucha? ¿Cómo puede, desde este extremo de los márgenes, plantearse una lucha antisistema?
Dado que el estado se ha venido desenvolviendo hasta ahora, y lo sigue haciendo, en forma explícita al margen de toda legalidad. “La realidad se da de bruces con casi todo el plexo normativo vigente.”[29] ¿Cómo se rearticula el discurso jurídico y político en relación a estas lagunas de legalidad?
El olor a basura, la repugnancia que todos sentimos una vez que arrojamos un objeto al cesto, que desde entonces ha quedado excluido de nuestro universo social. El prejuicio que sostiene el asco por la basura ¿cómo ha sido desmantelado por los quemeros? ¿Qué relación tiene esa trasposición del asco, con el hecho de que dentro del relleno, los quemeros ya no sientan olor? ¿Cuál es la participación del común de la gente en la construcción social de ese asco por la basura? ¿Cuán hipócrita es ese asco? ¿En qué medida esa hipocresía compartida no se transforma en hipocresía política, que nos hace sostener, pasivamente, un sistema político de asignación de valor y disvalor entre pobres y ricos?
En clave de lucha.
Ciertamente el tema de la basura, en las condiciones que lo estudiamos, remite a la lucha social. El análisis de la intervención estatal nos ha llevado a preguntarnos por un conjunto de vicisitudes económicas, políticas, jurídicas y psicológicas que ramifican la investigación del tema, siguiendo las líneas de clivaje que el sistema de dominación vigente nos plantea. En todos los casos, la clave es la lucha.
Raúl Néstor Alvarez. 23.5.06
[1] A los efectos de este trabajo entendemos “por Estado el componente específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente delimitada.” O´Donnell , Guillermo “Apuntes para una teoría del Estado”. O' Donnel, Guillermo, Apuntes para una Teoría del Estado, en Oszlak, Oscar (comp.), Teoría de la Burocracia Estatal, Paidós, Buenos Aires, 1984. Pág. 199.
Introducción.
¿Por qué defiende, el estado, la basura? ¿Por qué no deja a los pobres, que se lleven lo que les sirve, de lo que otros desechan? ¿Por qué se monta un dispositivo de seguridad y disuasión en torno a montañas de desechos?
En este trabajo pretendemos acercarnos a la problemática de la lucha que libran los pobres, y el estado, en torno a la recuperación de basura, tal como se presenta en el Relleno Norte del CEAMSE, ubicado en el Noroeste del Gran Buenos Aires. La hipótesis que mueve este relato es que el estado[1] interviene en este conflicto, en defensa de los intereses de los sectores sociales dominantes de la estructura socioeconómica argentina actual.
La información sobre la que trabajamos procede de diferentes fuentes: Noticias recogidas de los diarios digitales accesibles por internet, entrevistas, Noticias televisivas, experiencias de la propia vida cotidiana, y datos recabados como consecuencia de la propia acción participante. Estos últimos bastante difíciles de formalizar. Este sustrato fue cruzado con elementos provenientes de las ciencias jurídicas y de las ciencias sociales. La labor desarrollada dio lugar a las conclusiones que se plantean al final, y abre las perspectiva de un conjunto de nuevos nudos problemáticos, que son planteados como parte integrante de este documento, en forma de interrogaciones a profundizar.
Los Quemeros.
Desde el nacimiento mismo de basurales a cielo abierto, aparecieron personas que se ocupaban de revolver los residuos en busca de objetos de valor. Recibieron el nombre quemeros. Y aunque el método de tratamiento por incineración haya quedado fuera de uso –hoy no está permitido quemar residuos- a los que buscan en la basura se los sigue llamando “quemeros”. Se diferencian de los “Cartoneros”, que se caracterizan por recorrer los centros urbanos, munidos de “carros”, en los que juntan cartones y otros objetos recuperables.
En tanto conjunto social, los quemeros que ingresan al relleno que investigamos son heterogéneos y desconectados entre si. En los últimos tiempos lograron un conocimiento mutuo de tanto verse en el mismo lugar. Pero tienen débiles lazos de solidaridad entre ellos. No cuentan con una organización social que los abarque, y dentro del lugar de trabajo tienen una actitud de competencia más que de colaboración. Según Ramón[2]: “No hay ninguna organización porque son distintos barrios, distintas gente. Hay mucho individualismo”. Su ambición de fondo es “que nos den un playón y cuando llegan los camiones poder sacar el papel, el cartón, el plástico y el metal que son materiales reciclables. No queremos pisar basura.”[3]
Se trata, en general, de personas que no han pasado por la experiencia de un trabajo asalariado regular, con requerimientos de cumplimiento de horarios, organización colectiva, acatamiento de directivas, división de tareas, etc. Menos aún han pasado por experiencias de sindicalización. Si bien no se ha desarrollado un estudio sistemático de su composición, aparecen en principio como marginales que se ubican en el estrato más bajo de los sectores populares, por debajo aún de la “clase obrera” tradicional. Comparten entre sí lo marginal de su situación: la insatisfacción de necesidades básicas, la ocupación ilegal de la tierra donde edificaron sus viviendas, la violencia del entorno, la escasa disponibilidad de medios económicos dinerarios. Esto último, pensado no solo en el sentido evidente de que son pobres, sino en cuanto a que sus estrategias de subsistencia están prácticamente desvinculadas del mercado capitalista.
Desechos valiosos.
¿Qué recogen los quemeros? No responden a un criterio único. Recogen lo que les puede servir, o que puedan vender. Algunos buscan comida para alimentarse ellos y sus familias. Puede ser comida envasada o no. De apariencia limpia o no. Otros buscan “mercadería” para su consumo, o incluso para hacer circular, sea por solidaridad, por canje o por venta. Otros buscan metales, plásticos o cartones. En general, aún los quemeros especializados en determinados desechos, si encuentran algún objeto de valor, aunque no lo estén buscando, lo recogen de todos modos. En algunos casos se encuentran aparatos electrodomésticos en buen estado de funcionamiento, teléfonos celulares, indumentaria, etc. Según Nora”… Cada cual tiene un objetivo. Sabe lo que se vende y se paga más.”. A modo de ejemplo, dice Rosa: “… yo traigo telas. Si hay buena mercadería, traigo…”El resultado de la búsqueda siempre es azaroso. El quemero no sabe si va a encontrar algo o no. Y no sabe qué va a encontrar.
El relleno.
La zona que nos ocupa, se llama actualmente “Relleno Norte III”, un centro de disposición final (así se llama a las zonas de relleno en operaciones) del CEAMSE en el norte del Gran Buenos Aires. Allí llevan adelante su tarea los quemeros que investigamos.
En ese lugar se da “disposición final” a los RSU[4] (residuos sólidos urbanos) provenientes de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano Bonaerense. El relleno es operado por el/la CEAMSE (Coordinadora Ecolóciga Area Metropolitana Sociedad del Estado), una empresa del estado que pertenece por igual a la Ciudad Autónoma y a la Provincia de Buenos Aires.
El lugar elegido para este relleno, data de la década de los 70. Originalmente era una zona de bañados, completamente despoblada. Un área inundable y alejada de los centros urbanos. Pero con el correr del tiempo, el encarecimiento de la tierra urbana y el deterioro de las condiciones materiales de vida de los sectores populares, el relleno se rodeó de gran cantidad de barrios populares, bajo la forma de asentamientos y villas.
En el corredor asignado, el CEAMSE construyó y actualmente administra el “Camino del Buen Ayre”, una importante autopista, que une los Norte y Oeste del Gran Buenos Aires.
Basura y propiedad.
El residuo es tal, solo en relación a la propiedad. El dueño usa y disfruta su objeto, lo aprovecha, lo transforma, o le agrega valor, etc. Una consecuencia secundaria del proceso de agregación de valor (producción) es la generación de un rechazo, un residuo, una porción del objeto de trabajo que está caracterizado por su valor de cambio negativo. Es más barato desecharlo que reaprovecharlo. Entonces se transforma en basura.
El residuo siempre se genera en la producción, sea en forma directa, o indirecta. Cuando el residuo pueda aparece visible en la instancia del consumo, por ejemplo al descartar un envase plástico de una bebida, no se está generando un residuo. Dado que por el diseño del envase y comercialización del producto, este no puede ser consumido sino generando residuo.
La existencia de un sistema público de recolección y tratamiento de basura es un servicio complementario que el estado presta a los propietarios privados de bienes en general. Independientemente de su carácter oneroso o gratuito, o de lo rentable o deficitario de esta actividad, es claro que por el necesario ejercicio de vigilancia armada y recurso último al poder de coerción, solo puede ser prestada por el estado.
Cuando un bien, mueble o inmueble, es abandonado, el derecho de propiedad se extingue[5], el propietario se desliga de toda responsabilidad al respecto, y puede ser reapropiado por cualquiera. Pero este régimen general no se aplica a la basura[6].
Cuando el residuo es entregado al recolector, en cambio, el generador de residuos mantiene responsabilidad civil por los daños que este residuo pueda generar[7]. Y tiene derecho a que el mismo no sea reintroducido en el mercado. Una vez puesto en manos del sistema de recolección, tratamiento y disposición de residuos, el destino de la basura es su “disposición final”[8].
Diferencia social y valor de la basura.
El diseño de este sistema de circulación de bienes y residuos, da por supuesta una homogeneidad social que no se condice con la realidad de las sociedades capitalistas.
La basura generada por una empresa industrial, que en términos sociales se ubica dentro de los sectores dominantes, tiene un disvalor de uso y de cambio[9], que la hace desechable. Pero ese disvalor es relativo al propietario. Ese objeto no tiene valor para el empresario. Pero el mismo material, puesto en propiedad de miembros de clases subalternas o de un circuito social de reciclaje, sí puede ser valorizado.
Por ejemplo: una terminal automotriz recibe autopartes importadas en empaques de madera. Esta madera no puede ser usada en la fabricación de automóviles, y no es rentable su reventa. De modo que pasa a ser residuo.
Pero la misma madera, en manos de una familia sin techo, tiene un inmenso valor, dado que puede ser aprovechada para construir su vivienda.
Esta es la razón del trabajo de los quemeros. Ellos encuentran valor positivo en lo que las clases altas encuentran valor negativo.
La etapa policial.
Los quemeros entrevistados residen en el Asentamiento 8 de Mayo, ubicado en Barrio Libertador, Partido de General San Martín, Provincia de Buenos Aires. El Barrio está situado a la vera de camino del Buen Ayre, a pocos metros de una de las entradas al Relleno Norte III del CEAMSE.
La acción territorial de asentamiento en esas tierras data del 8 de Mayo de 1998, de modo que sus vecinos no registran cómo era el trabajo quemero antes de esa fecha. Aunque nadie duda que los quemeros existieron desde siempre.
La mayoría de los habitantes del asentamiento original se desempeñaban como quemeros, cirujas o cartoneros.
En los comienzos, cuenta Nora: “Nosotros íbamos de madrugada. Salíamos a las 2 de la mañana, andábamos con las linternas, buscando. Veíamos al policía y nos sepultábamos junto con la basura. Si nos enganchaban ahí adentro nos molían a palos
Entraban de noche al relleno. A escondidas. Buscaban en la basura, recogían objetos de valor, y los traían en bolsas.
En los primeros tiempos, la custodia del relleno estaba a cargo de empresas de seguridad privadas, pero en la medida en que la cantidad de quemeros que ingresaban se fue incrementando, hacia el año 2001, el control del mismo quedó en manos de la policía bonaerense.
” A los tiros nos sacaban”, resume Rosa. La acción policial típica consistía en “cazar” quemeros, golpearlos, quitarles los objetos de valor que hallaran, y luego llevarlos, como castigo, a sitios alejados. Relata Nora: “La policía no nos llevaba a la comisaría cuando nos agarraban. Los agarraban y los abandonaban por San Miguel, por Moreno. Si tenés plata en los bolsillos volvés, en colectivo. De lo contrario caminas. No nos llevaban a una comisaría.” Como ratifica Rosa:” A mi me sacaron la bolsa, piso todo y no nos dio nada. Me dieron un par de palazos. Esto es cuando entrábamos de noche”.
Al cobrar masividad el asedio quemero al relleno, pasó a abarcar otras modalidades. Se agregó la actividad de recolección diurna, contando para ello con la “permeabilidad” de la vigilancia en algunas zonas.
Ramón ratifica: “Simplemente los reprimían, golpeaban y los dejaban. Le sacaban lo poco que podían juntar y tipo castigo los llevaban y los dejaban lejos. De Villa Hidalgo a San Miguel para que hagan todo ese trayecto, en forma de castigo. Aparte que golpeaban. Uno como particular no puede hacer una denuncia porque era privado”
En los “tiempos calientes” del año 2001 se adoptó la modalidad de recuperación directa desde el camión, antes de que este ingrese al relleno, generando de hecho, un espontáneo corte de ruta sobre el camino del Buen Ayre: ”Antes pasaban los camiones y la gente se tiraba arriba. No pasaban… Camión que iba a la quema, camión que atacábamos. Era la única manera era sacar limpio. No permitían entrar allá y si permitían no permitían sacar limpio. Se sacaba a los tiros.”(Lorena)
Desde que recrudeció la situación económica, los quemeros asediaron de distintas maneras su material de trabajo:
a) Por ingreso ilegal al relleno, a diferentas horas, desde distintos lugares. Podía tratarse de ingreso libre, o burlando la vigilancia, o sobornándola, o participándola de las ganancias.
b) Por asedio sistemático a los camiones que ingresaran al relleno. Cuando llegaban camiones “de los buenos”, los atacaban.
c) Por Corte de ruta. La entrada el relleno, sobre el Buen Ayre, a metros de la vivienda de los quemeros, hace que éste sea un recurso de lucha constantemente a mano, y los sitúa, de alguna manera, dentro del marco amplio del movimiento piquetero[10].
d) Por “resistencia” dentro del terreno del relleno, sea escapando de la policía, sea escondiéndose bajo la basura, sea aprovechando el horario nocturno de ingreso, etc. En una oportunidad, al menos, se registró una virtual “toma” (con incendio incluido) de parte del predio.[11]
La violencia que es noticia.
El domingo 14 de Marzo del 2004 Diego Duarte fue con su hermano a “metalear” al relleno. Ingresaron, como siempre, clandestinamente. Al ser descubiertos por la policía, él y su hermano debieron esconderse debajo de la basura. Minutos después, cuando su hermano se levanta para escapar, en el lugar en que estaba su hermano encuentra una montaña de toneladas de basura. Diego Duarte, desde entonces, permanece desaparecido, pese a que ha sido largamente buscado dentro del basural. Entre el dolor y la gravedad del hecho, su hermana ya no calla: “Si no está acá, yo estoy segura que lo sacaron los propios policías y tiraron el cuerpo en cualquier lado… son los mismos que se ensañan con las más de cien personas que entran cada noche a buscar comida o metales. Los corren, les disparan a los pies y regalan golpizas a lo hombres y manoseos a las mujeres. Casi nunca reciben denuncias porque muchos tienen miedo, otros creen que perdieron los derechos por haber entrado sin permiso…”[12]
El 25 de Agosto de 2004, otra víctima cobró notoriedad pública: Omar Viaggi, de 16 años, que logró sobrevivir. “Los vecinos de los alrededores del basural entraron como lo hacen todas las tardes desde hace años a riesgo de caer bajo los disparos que cada tanto, lanzan los empleados de seguridad de la empresa del estado. El miércoles sucedió algo parecido. Los custodios convocaron a la policía de San Martín para detener el avance de la gente. Un suboficial disparó con una 9 milímetros …”[13] “En este sentido, Lorena Pastoriza, secretaria adjunta de la CTA San Martín- Tres de Febrero señaló que ´los disparos fueron ejecutados a los pies de los chicos. Poniendo en práctica una peligrosa modalidad intimidatorio.”[14]
Estos dos hechos, de nítido impacto en los medios de comunicación, dejan a la vista de la opinión pública, la política represiva estatal, y fuerzan al gobierno, a emprender una táctica de control diferente.
La etapa de consenso.
Las autoridades que tienen competencia sobre el predio son: el propio CEAMSE y la Policía Bonaerense[15], dependiente de la Seccional Billinghurst. En la medida que la respuesta represiva resultó insuficiente para contener el conflicto con los quemeros, las autoridades políticas del CEAMSE, fueron intentando la combinación de diversas tácticas. Estas medidas, si bien nunca han cristalizado en un “pacto”, han alcanzado un punto de equilibrio, una especie de modus vivendi. Página 12 lo caracteriza como “acuerdo tácito del que no participa oficialmente la gerencia de la empresa…” [16]
Desde entonces la situación es la siguiente: los quemeros pueden entrar al relleno a sacar objetos de valor los días lunes a sábado de 17,30 a 18,30 horas. La policía se limita a vigilar la entrada, permanencia y salida de los quemeros, pero no reprime más, ni los golpea, ni les roba lo que encontraron. Los quemeros respetan, en general, este horario, aunque hay excepciones. No cortan el camino del Buen Ayre desde fines de 2004. Ni tampoco asedian sistemáticamente a los camiones –aunque siguen produciéndose asaltos desorganizados a camiones-[17].
El principal conflicto que en este momento se les plantea a los quemeros, es que cuando entran, las máquinas del CEAMSE ya taparon la basura, de modo que tienen que escarbar la mezcla de tierra y residuos para encontrar algo. Y cuando lo encuentran, suele estar dañado. Según Rosa “Ellos te dejan pasar cuando esta tapado. Los camiones que van llegando, van pasando a la maquina. Si vos querés tener que ir directamente hasta el VAGIO, pero tenés que cavar. Está todo sucio”.
Simultáneamente, el CEAMSE está impulsando el “Polo Ecológico”. Así se llama a una serie de proyectos de instalación de “Plantas de separación de residuos”, en su mayoría plantas “sociales”[18].
Otro recurso que ha beneficiado esta estrategia es el agotamiento de las zonas de relleno más cercanas a los barrios, lo que obliga a abrir nuevos “frentes de relleno” más alejados, que dificulta la llegada. Como dice Rosa: “10 o 15 minutos caminamos hasta la quema”
Se agrega el hecho de que en los barrios circundantes al relleno, se nota cierta mejoría económica, consistente en que algunos de sus pobladores van consiguiendo ocupaciones informales y transitorias en la construcción, el trabajo doméstico y changas.
Si bien ninguna de estas medidas por sí mismas soluciona el problema, el CEAMSE ha logrado con éxito, durante el último año y medio “descomprimir el conflicto social”[19] que encarnan los quemeros. Esto se ha logrado desde una posición de fuerza, favorable al estado, que solo puede ser mantenida gracias a que “según explicó el presidente del CEAMSE, Carlos Hurst, ´se ha triplicado el gasto en seguridad’ y se ha asignado 70 policías –con carros de asalto y patrulleros- para garantizar la seguridad en el relleno…”[20] De otro modo los quemeros se abalanzarían sin límites sobre la basura disponible.
La violencia latente.
La Estrategia de “descomprimir el conflicto social” implementada por el CEAMSE, contiene las siguientes tácticas:
Permitir de entrada al relleno durante una hora por día.
Tapar la basura antes de que entren los quemeros.
Separar a los quemeros del resto de los trabajadores del relleno (camioneros y personal del CEAMSE)
Alejar los “frentes de relleno” de la zona poblada.
Implementación de Plantas sociales de separación de residuos.
Presencia armada preventiva
Trato amigable con las poblaciones vecinas.
Nos explica Ramón: “Después tenés otra cuestión que es que la descarga la hacen antes que entremos. Entonces ahí las maquinas lo tapan. Como ahora esta el tema de plantas de reciclado, que son 4 plantas sociales mas 3 o 4 privadas, entonces a base de generar trabajo formal, buscan que la gente vaya saliendo de la quema. Que no vaya más.”
Esta estrategia descompresiva, “sin sangre”, se basa, no obstante en un entramado de violencia potencial, que en caso de no existir generaría un automático desborde de los quemeros sobre su objeto de trabajo, la basura. Los quemeros son conscientes de ello: “¿Y ustedes como consiguieron que los dejen entrar? Rosa: A fuerza de cortes de ruta. Muchas veces nos íbamos abajo del puente a esperar a los camiones, bajábamos todo ahí. Cuando nos tapaban las cosas, amenazamos con que íbamos a cortar la ruta por una semana. Entonces dejaron la mercadería limpia, pero ahora empieza de vuelta. “
Ramón sintetiza esa estrategia:” Cuando cambio la seguridad ahí empezaron todos los conflictos. No nos dejan entrar, nos sacaban la mercadería. Los mismos policías nos ensuciaban. Ahora no pasa porque todo eso hubo un proceso, por las golpizas que recibían los compañeros, los abusos, tanto los menores, a las chicas pidiendo sexo para poder entrar, empezamos con los cortes de ruta y todo eso, hoy te dejan entrar. Y si te dejan entrar y no es por nada, la ley que los compañeros tienen que entrar al relleno esta totalmente prohibida. No pueden entrar. Pero a base de todos los conflictos que hubieron anteriormente ahora te dejan entrar. Todo eso a fines del 2004. Ahí apareció el tema de lo reciclado. Esto sirve para ellos para comprimir la violencia, el corte de rutas. Ellos pierden un montón de plata con eso. A partir del 2001 que fue el tema de los saqueos, ahí empezó el tema. Iba muchísima gente, tenias alrededor de mil, mil y pico de personas”
Desecho, propiedad y dominación. La recuperación del valor.
Pero el origen del asedio quemero al valor de la basura, está en la diferenciación clasista de asignación de valor a los residuos. Si la causa es la pobreza, la determinante es la propiedad, confrontada con la necesidad.
El desecho, carente de valor para la clase propietaria, es valioso para los estratos más pobres de los sectores populares. El sistema público de recolección y disposición de desechos, en el contexto de una sociedad capitalista, se convierte en un reproductor de desigualdad, en un obstáculo a la recuperación de valor del residuo. Al punto de tener que cuidar de la basura como si fuera un preciado tesoro que es necesario defender con la policía, la gendarmería, los carros de asalto y los móviles. O más discretamente, por la estrategia de “descompresión” forzada, actualmente en curso.
La actividad recuperadora, por su carácter ecológico, nos beneficia a todos. Si el Estado actuara en defensa del interés general, debería favorecerla. Pero al contrario, por su “complicidad estructural”[21] con las relaciones sociales capitalistas que le dan sentido, el estado oficia de guardián armado, de modo de garantizar que esta práctica no se generalice.
La función recuperadora como reguladora de valor.
La tarea de los quemeros, puede caracterizarse como la de un “recuperador”: algo que era un desecho, el quemero con su trabajo lo reutiliza como recurso, cubriendo una necesidad y reduciendo la escasez .
La reintroducción de materiales recuperados, se efectúa desde los márgenes en los que desenvuelve su vida el quemero. A partir de ahí, el objeto recuperado puede reintroducirse en el mercado. Y el objeto que vuelve al mercado lo hace como valor de cambio. El problema es que en el proceso de recuperación, el objeto recuperado y revalorizado, ha cambiado de propietario. Beneficia al recuperador y no al empresario fabricante original. El complejo estatal CEAMSE/ Policía funciona como un obstáculo a esa redistribución de valor.
Por ejemplo: Una empresa multinacional de productos de higiene desecha una partida de shampoo por un determinado problema. Digamos: Defectos de envasado. Lo entrega al sistema público de recolección y tratamiento de residuos para su “disposición final”. Es decir, para que no vuelva al mercado. Pero los quemeros encuentran ese cargamento de mercadería descartada y la recupera. Como un cargamento excede sus necesidades individuales, los canjean o los venden en el mercado secundario.
La porción de mercado cubierta por la mercadería “defectuosa” recuperada ¿reduce la ganancia potencial de la empresa multinacional que lo fabricó? ¿Cubre el mismo “target” de consumidor? ¿Quién gana con la recuperación de mercadería?
Dejar Comer, o dejar morir.
El CEAMSE y la Policía Bonaerense, en el caso que nos ocupan, actúan como órganos ejecutores de los estados locales: el Gobierno Autónomo de la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, o más genéricamente, “el Estado”.
¿Cuál es la función aparente que legitima la intervención estatal? La defensa del interés público, de la Sociedad en su conjunto. Respecto de la basura, esta defensa del interés general se concreta en un servicio público de recolección y disposición de residuos. Este “parece” ser un servicio publico, que el Estado por sí, o a través de concesionarios, nos presta a todos.
Pero la acción represita/disuasiva que el CEAMSE y la policía llevan a cabo en el relleno, con sus 70 efectivos, carros de asalto y móviles demuestra que hay otros intereses que el actor estatal protege.
El Estado, en el relleno, dispone del recurso (comida, materiales reutilizables, etc.) que un estrato de la población pobre necesita ¿Por qué opta por enterrarlo en vez de repartirlo? Al decidir mezclar comida en el relleno, en vez de paliar el hambre de los pobres ¿qué interés defiende el Estado?
Caracterización de la intervención estatal.
El sistema público recolección, tratamiento y disposición de basura, funciona como un complemento a la propiedad en general, y a la propiedad de los medios de producción en particular. Las reglas de funcionamiento y valorización mercantil del capital son celosamente resguardadas por este sistema. Al custodiar la basura, el estado garantiza la reproducción de la dominación clasista. En tal sentido, se corrobora el carácter del estado como un agente de la dominación social.
Esta intervención clasista del estado, a través de sus dos órganos comprometidos en el terreno, el CEAMSE y la Policía, ha ido variando su modo de aplicación.
La aplicación en Argentina, de medidas de ajuste estructural, características del neoliberalismo de la década del 90, generan un deterioro en las condiciones de vida de los sectores populares. A partir de allí, el valor de la basura se configura en problema. Desde entonces distinguimos dos etapas diferenciadas en el modo de intervención estatal. Una etapa represiva y una etapa de consenso. Estos dos modos de ejercicio del poder estatal, son asimilables a la conceptualización gramsciana de ejercicio del poder hegemónico[22]. En la primera etapa, al verse superados los recursos ideológicos y jurídicos de dominación, el estado debe intervenir a través de la pura coerción. Cuando este modo de intervención es divulgado en la esfera pública, este modo de intervención hace crisis. Entonces se van tanteando diversas alternativas, que terminan configurando un modo diferente de ejercicio del poder público, que en forma genérica denominamos de negociación o de consenso. Este consenso tiene como “última ratio” el uso de la violencia. Pero latente, potencial. La actuación cotidiana, en el trato con los quemeros, pasa entonces por las medidas más arriba detalladas: entrada una hora por día, bajo vigilancia, previo enterramiento de los objetos de valor, trato amigable a los pobladores vecinos, integración productiva a través de plantas de separación, etc.
Profundizando un poco más en cómo se va logrando, desde el estado, este consenso, podemos ver una vinculación diferenciada entre el actor público CEAMSE con los quemeros “en masa”por un lado, y con los barrios, las organizaciones y sus líderes por el otro.
A la masa desorganizada, del millar de quemeros que ingresan diariamente al relleno se los somete por lo que Goran Therborn denomina resignación[23], “una forma de obediencia que deriva de las concepciones de la imposibilidad práctica de una alternativa mejor, más que de la fuerza represiva de los poderes existentes.” Como dice Nora “ con que los dejen entrar, la gente se conforma…”
Para los barrios, sus organizaciones y sus dirigentes, en cambio, la concesión debe ser mayor. Porque son actores movilizados, consientes de su poder de lucha. A ellos entonces se les hace una propuesta de integración: las plantas separadoras, el puesto de trabajo, la producción. El proyecto de las plantas de separación de residuos, laboradas por vecinos que dejen el cirujeo, está orientada en este sentido. El estado logra así someter sin violencia a estos grupos. Con el solo proyecto de su “adaptación” al sistema. “Los rasgos opresivos y explotadores del presente se mantienen en la sombra, mientras que toda la luz se proyecta sobre las oportunidades”[24]. En este sentido, “esperan que el trabajo en la planta traiga, entonces, no solo un aumento de los ingresos sino una mayor utilidad social en general, un espacio en la sociedad.”[25]
Finalmente, al tomar estado público la “guerra de la basura”, el estado tiene que jugar un papel también en el proceso de la opinión pública. Además del estado y los marginales, aparece un tercero, uno otro, que es el público. Aquí el conflicto entra el la escena política mayor con un “sentido de representación”. El proyecto del “polo ecológico”, a través de las ambicionadas plantas de separación y reciclaje, es presentado ante toda la sociedad como un cumplimiento, por parte del CEAMSE, de su función de promoción ecológica. No importa que los quemeros se cuenten de a cientos, en tanto que los puestos de trabajo potenciales se cuenten de a decenas. Ante la opinión pública el CEAMSE y el Gobernador de la Provincia aparecen como transformando piqueteros en trabajadores integrados. Se legitiman “los dominadores porque se considera que dominan a favor de los dominados, y porque se considera que esta situación es buena.[26]”
Conclusión
Tal como enuncié al comienzo, a través del CEAMSE y la Policía, el Estado, en el relleno sanitario, defiende los intereses estructurales de la sociedad capitalista. O dicho más simplemente, el estado defiende los intereses de la clase dominante.
La apropiación estatal de disvalor (basura) se corresponde con la apropiación privada de valor en el proceso de producción, encaminados ambas a engrosar la ganancia capitalista.
El estado ha pasado de una primera modalidad represiva de intervención, a una segunda etapa, de dominación por consenso.
Vicisitudes de la basura.
Respondidas las preguntas iniciales, el desarrollo del trabajo nos ha generado nuevas inquietudes, que vamos a plantear sucintamente.
El tema de los derechos sobre el residuo. ¿Por qué no puede el estado disponer de ese recurso libremente? ¿Tiene sustento jurídico la negativa estatal a permitir recuperar libremente basura, basada en el argumento de que “no podemos porque la ley no nos lo permite”? ¿Hasta qué punto el problema de la responsabilidad no es un argumento de superficie que encubre la verdadera resistencia a entregar basura, que es la redistribución de valor de los ricos hacia los pobres?
Si la basura es –por negación- propiedad ¿por qué no cargar sobre los propietarios de los medios de producción la obligación de revalorizar el residuo que producen? Y yendo más lejos, dado que de propiedad privada del capital se trata ¿es compatible el capitalismo con el modelo sustentable de tratamiento de basura, llamado “basura cero”? O más en general ¿Cómo se articula la lucha ecológica reivindicativa, con la lucha general contra todo el sistema de dominación y explotación?
El emprendimiento productivo de las Plantas Sociales de Separación de residuos ¿es un proyecto autogestionario? El hecho de que requiera la forma de cooperativa de producción bajo la guarda o tutela del CEAMSE ¿Lo convierte en una alternativa reformista pequeño burguesa[27], o en una apropiación social de los medios del hacer[28], de modo que podamos cambiar el mundo sin tomar el poder?
Este pequeño segmento de los grupos marginales, que en este trabajo llamamos “quemeros”, que componen el estrato más bajo de los sectores populares urbanos ¿en qué medida son asimilables, en la dinámica de la lucha social, a la “clase obrera” tradicional? Si están fuera del mercado, no poseen cultura obrera, carecen de organización sindical y están sumidos en un mundo de necesidades insatisfechas ¿cuál es el potencial alternativo de su lucha? ¿Cómo puede, desde este extremo de los márgenes, plantearse una lucha antisistema?
Dado que el estado se ha venido desenvolviendo hasta ahora, y lo sigue haciendo, en forma explícita al margen de toda legalidad. “La realidad se da de bruces con casi todo el plexo normativo vigente.”[29] ¿Cómo se rearticula el discurso jurídico y político en relación a estas lagunas de legalidad?
El olor a basura, la repugnancia que todos sentimos una vez que arrojamos un objeto al cesto, que desde entonces ha quedado excluido de nuestro universo social. El prejuicio que sostiene el asco por la basura ¿cómo ha sido desmantelado por los quemeros? ¿Qué relación tiene esa trasposición del asco, con el hecho de que dentro del relleno, los quemeros ya no sientan olor? ¿Cuál es la participación del común de la gente en la construcción social de ese asco por la basura? ¿Cuán hipócrita es ese asco? ¿En qué medida esa hipocresía compartida no se transforma en hipocresía política, que nos hace sostener, pasivamente, un sistema político de asignación de valor y disvalor entre pobres y ricos?
En clave de lucha.
Ciertamente el tema de la basura, en las condiciones que lo estudiamos, remite a la lucha social. El análisis de la intervención estatal nos ha llevado a preguntarnos por un conjunto de vicisitudes económicas, políticas, jurídicas y psicológicas que ramifican la investigación del tema, siguiendo las líneas de clivaje que el sistema de dominación vigente nos plantea. En todos los casos, la clave es la lucha.
Raúl Néstor Alvarez. 23.5.06
[1] A los efectos de este trabajo entendemos “por Estado el componente específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente delimitada.” O´Donnell , Guillermo “Apuntes para una teoría del Estado”. O' Donnel, Guillermo, Apuntes para una Teoría del Estado, en Oszlak, Oscar (comp.), Teoría de la Burocracia Estatal, Paidós, Buenos Aires, 1984. Pág. 199.
En particular, el estado capitalista es el aspecto de dominación de la relación social capitalista. O más sencillamente, el aspecto político de la relación capitalista. En esta relación social, a diferencia de los modos de producción precedentes, el poder político está escindido del polo dominante de la relación. El capitalista no detenta poder político.
El aspecto político de esta relación se escinde y se objetiva en instituciones estatales y en derecho. Este último en tanto conjunto de normas jurídicas, está presente en todas las relaciones sociales, marcando lo que pueden y lo que no pueden los sujetos hacer u omitir. El derecho incluye implícitamente la posibilidad de activar la presencia, en esta relación social, de las instituciones estatales.
El aspecto político de la relación social capitalista, objetivado en instituciones estatales, aparece y actúa como una persona: el estado capitalista en sentido estricto.
En tanto que la relación social capitalista, objetivada en derecho, aparece y funciona como un red de juridicidad calcada desde dentro de los vínculos sociales. Cada relación social, desde el punto de vista del derecho positivo, es a la vez una relación jurídica. Y en tanto la sociedad compone una red de relaciones sociales, también compone una red de relaciones jurídicas y de relaciones de poder.
[2] Todas las citas que siguen de Ramón, Rosa, Nora y Lorena corresponden a la entrevista del 20.4.06.
[3] La Nación. 16 de Octubre de 2002. “Más de doscientos cartoneros cortaron la autopista del Buen Ayre.”
[4] En este trabajo utilizamos los términos “basura”, “residuo”, “desecho” y “RSU (residuos sólidos urbanos)” como sinónimos, pese a que técnicamente tienen diferencias de significación entre si.
[5] Código Civil de la República Argentina. Art. 2.607. “Se pierde también (el dominio) desde que se abandone la cosa, aunque otro aún no se la hubiese apropiado.”
[6] “Cuando dejamos nuestra bolsa de residuos en la puerta de nuestra casa, pasamos la custodia y la responsabilidad de ella y de su destino al municipio.” Entonces “Deja de ser nuestra y pasa a ser municipal”. ZEBALLOS DE SISTO, Maria Cristina “Gestión y regulación jurídica de la basura en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, en ZEBALLOS DE SISTO, María Cristina y LIBSTER, Mauricio H. “Régimen Jurídico de los residuos en Argentina”. La Ley. Buenos Aires. 2004. Pág. 154.
[7] Ley 25.612 de Gestión Integral de residuos industriales y de actividades de servicio. Artículo 41: “En el ámbito de la responsabilidad extracontractual, no es oponible a terceros la transmisión del dominio o abandono voluntario de los residuos industriales y de actividades de servicio.”
[8] Decreto Ley 9111 de la Provincia de Buenos Aires. Artículo 3: “… la disposición final de los residuos se efectuará exclusivamente por el sistema de relleno sanitario.” Artículo 10: “…queda prohibida la disposición final de la basura mediante su quema o incineración o por cualquier otro sistema no autorizado expresamente por esta ley…” artículo 11: “igualmente prohíbese … la realización de cualquier tipo de tarea de recuperación de residuos, aún por parte de quienes tengan la adjudicación de la concesión por recolección de residuos. Tal prohibición comprende también al denominado CIRUJEO, aún en los terrenos de propiedad de particulares.”
[9] Entendemos por valor de uso “la utilidad de una cosa”, y por valor de cambio “la relación cuantitativa, la proporción en que valores de uso de una clase se cambian por valores de uso de otra”. MARX, Kart. “El Capital.”Libro I. Ediciones Orbis S.A. 1984. Pág. 12.
[10] “… los ejes articuladores que estructuran el espacio común del movimiento piquetero son, en primer lugar, el piquete o corte de ruta, en segundo lugar el funcionamiento asambleario, en tercer lugar la pueblada como horizonte insurreccional, y por último, el trabajo territorial desarrollado a partir de la instalación de una demanda (los planes sociales).”SVAMPA, Maristella y PEREYRA, Sebastián. “Entre la Ruta y el Barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras.”Editorial Biblos. Segunda Edición. Buenos Aires. 2003. Pág. 175.
[11] Infobae del 26.8.04. “Cartoneros fueron desalojados violentamente del predio del CEAMSE”.
[12] Página 12, Domingo 11 de abril de 2004 “Los que van a metalear”. Y “La larga espera entre la basura”.
[13] Página 12, Viernes 27 de Agosto de 2004. “Víctima de la guerra de la basura”.
[14] Boletín CTA “Brutal represión contra familias que buscaban comida”, tomado por http://www.rebelion.org/ el 29.8.04
[15] Dado que el conflicto entre los quemeros y el estado transita por carriles predominantemente “extrajurídicos”, son pocos los casos de judicialización que se registran. Y de los pocos hechos que llegaron a conocimiento del Poder Judicial, su desenlace es poco alentador. Vease al respecto el informe de CORREPI “Argentina: buscar comida en los basurales. Cartoneros, policías y jueces” del 20 de septiembre de 2002. http://www.rebelion.org/argentina/basurales200902.htm
[16] Página 12. 27.8.04. “Víctima de la guerra de la basura”.
[17] Tal es la gravedad del hecho que ha despertado medidas de fuerza de los camioneros. Vease Diario Crónica del 5 de Enero de 2006 “Camioneros que protestan en el CEAMSE cortan el Camino del Buen Ayre”.
[18] A modo ilustrativo véase el documento “Creación de una planta de clasificación de RSU –residuos sólidos urbanos- para la autosustentabilidad de las comunidades de base del Area Reconquista, Provincia de Buenos Aires”. Asociación Civil Proyecto Comunitario 8 de Mayo. Istituto Cooperazione Economica Internazionale (ICEI). Fundación del Sur. Buenos Aires. 2005.
[19] En esos términos lo expresa el presidente del CEAMSE, Carlos Husrt.
[20] Crónica 5.1.06 “Camioneros que protestan en el CEAMSE cortan el camino del Buen Ayre”.
[21] O´DONNELL, Guillermo. Op. Cit. 1, Pág. 219
[22] Tomamos las nociones de coerción y legitimación de THWAYTES REY, Mabel “El Estado: notas sobre su(s) significado(s). http://www.catedras.fsoc.uba.ar/thwaites/est_conc.pdf
[23] THERBORN, Goran. “La ideología del poder y el poder de la Ideología”. Siglo XXI.
[24] THERBORN, Gora. Ibíd. nota 8.
[25] MUCCHIUT, María Fernanda; MOSSINI, Ana y PAZ VILLAGRA, Lourdes. “El problema del cirujeo en el marco del Proyecto de la Planta de residuos sólidos urbanos de la Organización 8 de Mayo”. Año 2005. Trabajo de diagnóstico de Taller Nivel II, Cátedra Del´Alio de la Carrera de Trabajo Social, de la Faculta de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
[26] THERBORN, Goran. Ibíd. nota 8.
[27] LUXEMBURGO, Rosa. “Reforma o Revolución”. Editorial Grijalbo. México. 1977. Pág. 73.
[28] HOLLAWAY, John. “Cambiar el mundo sin tomar el poder.” Colección Herramienta. Universidad autónoma de Puebla. Buenos Aires. 2002.
[29] WALSH, Juan Rodrigo. “Los cartoneros y el problema de los residuos sólidos urbanos (RSU) en el área metropolitana.” La ley. 2003-A, 1059
El aspecto político de esta relación se escinde y se objetiva en instituciones estatales y en derecho. Este último en tanto conjunto de normas jurídicas, está presente en todas las relaciones sociales, marcando lo que pueden y lo que no pueden los sujetos hacer u omitir. El derecho incluye implícitamente la posibilidad de activar la presencia, en esta relación social, de las instituciones estatales.
El aspecto político de la relación social capitalista, objetivado en instituciones estatales, aparece y actúa como una persona: el estado capitalista en sentido estricto.
En tanto que la relación social capitalista, objetivada en derecho, aparece y funciona como un red de juridicidad calcada desde dentro de los vínculos sociales. Cada relación social, desde el punto de vista del derecho positivo, es a la vez una relación jurídica. Y en tanto la sociedad compone una red de relaciones sociales, también compone una red de relaciones jurídicas y de relaciones de poder.
[2] Todas las citas que siguen de Ramón, Rosa, Nora y Lorena corresponden a la entrevista del 20.4.06.
[3] La Nación. 16 de Octubre de 2002. “Más de doscientos cartoneros cortaron la autopista del Buen Ayre.”
[4] En este trabajo utilizamos los términos “basura”, “residuo”, “desecho” y “RSU (residuos sólidos urbanos)” como sinónimos, pese a que técnicamente tienen diferencias de significación entre si.
[5] Código Civil de la República Argentina. Art. 2.607. “Se pierde también (el dominio) desde que se abandone la cosa, aunque otro aún no se la hubiese apropiado.”
[6] “Cuando dejamos nuestra bolsa de residuos en la puerta de nuestra casa, pasamos la custodia y la responsabilidad de ella y de su destino al municipio.” Entonces “Deja de ser nuestra y pasa a ser municipal”. ZEBALLOS DE SISTO, Maria Cristina “Gestión y regulación jurídica de la basura en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, en ZEBALLOS DE SISTO, María Cristina y LIBSTER, Mauricio H. “Régimen Jurídico de los residuos en Argentina”. La Ley. Buenos Aires. 2004. Pág. 154.
[7] Ley 25.612 de Gestión Integral de residuos industriales y de actividades de servicio. Artículo 41: “En el ámbito de la responsabilidad extracontractual, no es oponible a terceros la transmisión del dominio o abandono voluntario de los residuos industriales y de actividades de servicio.”
[8] Decreto Ley 9111 de la Provincia de Buenos Aires. Artículo 3: “… la disposición final de los residuos se efectuará exclusivamente por el sistema de relleno sanitario.” Artículo 10: “…queda prohibida la disposición final de la basura mediante su quema o incineración o por cualquier otro sistema no autorizado expresamente por esta ley…” artículo 11: “igualmente prohíbese … la realización de cualquier tipo de tarea de recuperación de residuos, aún por parte de quienes tengan la adjudicación de la concesión por recolección de residuos. Tal prohibición comprende también al denominado CIRUJEO, aún en los terrenos de propiedad de particulares.”
[9] Entendemos por valor de uso “la utilidad de una cosa”, y por valor de cambio “la relación cuantitativa, la proporción en que valores de uso de una clase se cambian por valores de uso de otra”. MARX, Kart. “El Capital.”Libro I. Ediciones Orbis S.A. 1984. Pág. 12.
[10] “… los ejes articuladores que estructuran el espacio común del movimiento piquetero son, en primer lugar, el piquete o corte de ruta, en segundo lugar el funcionamiento asambleario, en tercer lugar la pueblada como horizonte insurreccional, y por último, el trabajo territorial desarrollado a partir de la instalación de una demanda (los planes sociales).”SVAMPA, Maristella y PEREYRA, Sebastián. “Entre la Ruta y el Barrio. La experiencia de las organizaciones piqueteras.”Editorial Biblos. Segunda Edición. Buenos Aires. 2003. Pág. 175.
[11] Infobae del 26.8.04. “Cartoneros fueron desalojados violentamente del predio del CEAMSE”.
[12] Página 12, Domingo 11 de abril de 2004 “Los que van a metalear”. Y “La larga espera entre la basura”.
[13] Página 12, Viernes 27 de Agosto de 2004. “Víctima de la guerra de la basura”.
[14] Boletín CTA “Brutal represión contra familias que buscaban comida”, tomado por http://www.rebelion.org/ el 29.8.04
[15] Dado que el conflicto entre los quemeros y el estado transita por carriles predominantemente “extrajurídicos”, son pocos los casos de judicialización que se registran. Y de los pocos hechos que llegaron a conocimiento del Poder Judicial, su desenlace es poco alentador. Vease al respecto el informe de CORREPI “Argentina: buscar comida en los basurales. Cartoneros, policías y jueces” del 20 de septiembre de 2002. http://www.rebelion.org/argentina/basurales200902.htm
[16] Página 12. 27.8.04. “Víctima de la guerra de la basura”.
[17] Tal es la gravedad del hecho que ha despertado medidas de fuerza de los camioneros. Vease Diario Crónica del 5 de Enero de 2006 “Camioneros que protestan en el CEAMSE cortan el Camino del Buen Ayre”.
[18] A modo ilustrativo véase el documento “Creación de una planta de clasificación de RSU –residuos sólidos urbanos- para la autosustentabilidad de las comunidades de base del Area Reconquista, Provincia de Buenos Aires”. Asociación Civil Proyecto Comunitario 8 de Mayo. Istituto Cooperazione Economica Internazionale (ICEI). Fundación del Sur. Buenos Aires. 2005.
[19] En esos términos lo expresa el presidente del CEAMSE, Carlos Husrt.
[20] Crónica 5.1.06 “Camioneros que protestan en el CEAMSE cortan el camino del Buen Ayre”.
[21] O´DONNELL, Guillermo. Op. Cit. 1, Pág. 219
[22] Tomamos las nociones de coerción y legitimación de THWAYTES REY, Mabel “El Estado: notas sobre su(s) significado(s). http://www.catedras.fsoc.uba.ar/thwaites/est_conc.pdf
[23] THERBORN, Goran. “La ideología del poder y el poder de la Ideología”. Siglo XXI.
[24] THERBORN, Gora. Ibíd. nota 8.
[25] MUCCHIUT, María Fernanda; MOSSINI, Ana y PAZ VILLAGRA, Lourdes. “El problema del cirujeo en el marco del Proyecto de la Planta de residuos sólidos urbanos de la Organización 8 de Mayo”. Año 2005. Trabajo de diagnóstico de Taller Nivel II, Cátedra Del´Alio de la Carrera de Trabajo Social, de la Faculta de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
[26] THERBORN, Goran. Ibíd. nota 8.
[27] LUXEMBURGO, Rosa. “Reforma o Revolución”. Editorial Grijalbo. México. 1977. Pág. 73.
[28] HOLLAWAY, John. “Cambiar el mundo sin tomar el poder.” Colección Herramienta. Universidad autónoma de Puebla. Buenos Aires. 2002.
[29] WALSH, Juan Rodrigo. “Los cartoneros y el problema de los residuos sólidos urbanos (RSU) en el área metropolitana.” La ley. 2003-A, 1059
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